ORIENTAR EN RELACIÓN A LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE DE LA LECTOESCRITURA
¿Qué saben los niños sobre la lectura y la escritura?
En nuestra cultura, aprenden alrededor de los 5-6 años, pero oficialmente se enseña a leer a los 6 años porque a esa edad ya están preparados, aunque puede variar en función del ritmo e aprendizaje y de la madurez de desarrollo. En general, los niños dicen que la escritura es algo que hacen los mayores y que la lectura sirve para aprender o para que no te regañe la señorita; por lo tanto, necesitarán alrededor de un año para comprender la utilidad de la lectura. La explicación del objetivo de la tarea repercute en su entendimiento y en su realización correcta.
¿Cuándo enseñar a leer y escribir?
El momento apropiado es de 6-6.5 años. No se puede hablar tan solo de una edad cronológica, hay que hablar también de madurez lectora que está determinada, a su vez, tanto por factores intrínsecos (factores biológicos) como factores extrínsecos (ambiente social, motivación del niño) y que todos ellos sean favorables. Algunos cognitivos como Bruner o Bloom han demostrado que no hay que esperar a la maduración natural de las funciones del niño para empezar a operar sobre sus facultades. Por ejemplo, Bloom considera que el desarrollo intelectual está en relación con la estimulación recibida durante los primeros años, determinando un mejor nivel que si no la hubiera recibido. Bruner dice que “cualquier tema puede ser enseñado eficazmente de una forma intelectualmente válida para cualquier niño a cualquier edad de desarrollo”. Es necesario incorporar estímulos que impulsen el potencial del niño incorporando elementos de la lectoescritura que sean significativos sin frenar el ritmo de aprendizaje. Hay que tener en cuenta diversos factores asociados al aprendizaje lector: motrices, sensoriales, cognitivos, emocionales, ambientales y escolares.
Principios orientadores de la lectoescritura
Para un buen desarrollo de la lectoescritura, es necesario tener en cuenta algunos principios orientadores que nos guíen para asentar las bases del aprendizaje de forma progresiva. Por un lado, es importante que el profesor se esfuerce en desarrollar una actitud favorable hacia el lenguaje escrito y que fomente actividades de estimulación del desarrollo de las capacidades del niño. En este sentido, deberemos fomentar la motivación estimulando en los niños una actitud adecuada hacia el lenguaje escrito. Por otro lado, usar una nueva metodología adecuada para la enseñanza de la lectoescritura que responda a la etapa evolutiva del niño. Si queremos que la lectura y escritura sean eficaces, deberemos tener en cuenta una serie de principios:
- Adecuación a las características psicológicas del alumno
- Metodología activa potenciando el aprendizaje significativo y con un marcado carácter lúdico.
- El desarrollo de la lectura y escritura debe ser previamente planificado y secuenciado.
- La planificación, seguimiento y evaluación del aprendizaje de la lectura y escritura debe ser tarea del equipo educativo.
- Tener en cuenta los principios básicos metodológicos basados en la maduración y motivación.
Caso concreto
Rocío es una niña de 6 años que cursa 1º de Primaria en un colegio de Guadalajara. Se le ha diagnosticado un retraso simple del lenguaje. Su profesor ha demandado orientación y pautas para este problema al psicopedagogo del centro. El retraso simple del lenguaje es un desfase cronológico del conjunto de los aspectos del lenguaje (fonético, vocabulario, sintaxis) en un niño que no presenta alteraciones evidenciables a nivel mental ni sensorial ni motor ni relacional. Unas pautas cuantitativas podrían ser:
- Aparición de las primeras palabras después de los 2 años.
- Primeras combinaciones de 2 o 3 palabras a los 3 años en vez de a los 2 años.
- Persistencia de dificultades fonéticas, sobre todo, omisiones de sílabas iniciales después de los 3 años.
- Vocabulario limitado a menos de 200 palabras a los 3.5 años.
- Simplismo n la estructuración sintáctica a los 4 años.
En estos casos, la comprensión aparece siempre como superior a la expresión; pero al comprender un enunciado oral intervienen más factores que los lingüísticos. El retraso simple del lenguaje se ve acompañado con frecuencia de un ligero retraso psicomotor, pero no siempre. También un retraso en la expresión gráfica y en el establecimiento de la dominancia lateral. Otro dato es la falta de apetencia lingüística que no comunicativa, hay una mayor proporción e la utilización del lenguaje de forma instrumental en detrimento en el lenguaje usado de forma lúdica e imaginativa. Los retrasos pueden ir acompañados de trastornos fonéticos (mala pronunciación) y fonológicos (orden de las palabras). Unas pistas que pueden ayudar a detectar el retraso con trastornos fonéticos y fonológicos:
- Entre los 12 y 24 meses no presentan jerga espontanea ni aparente comprensión de palabras y ordenes sencillas.
- No ha empezado a pronunciar sus primeras palabras a los 24 meses.
- No construye pequeños enunciados de 2 o 3 palabras a los 3 años.
- Después de los 42 meses, presenta un lenguaje ininteligible para personas ajenas.
Estrategias
No todos los niños desarrollan el lenguaje al mismo tiempo pero, sin embargo, es muy importante prestar atención a los retrasos más importantes.
- Proporcionar el mayor número de situaciones de diálogo que el niño sea capaz de iniciar conversación.
- No debemos preocuparnos demasiado por el contenido de las palabras, sino que lo importante es que el niño inicie conversaciones o haga preguntas y disponer de un interlocutor flexible, rico en modelos.
- Lo mejor es utilizar situaciones de atención conjunta.
- En actividades colectivas hay que procurar incitar su participación o colocarles en sitios privilegiados.
Estrategias didácticas
Dados pictográficos
Los objetivos son:
- Motivar al alumno para el acceso a la lectura.
- Estimular el lenguaje oral.
- Favorecer el desarrollo e la función simbólica.
- Despertar el interés por la interpretación de mensajes
- Reflexionar sobre las unidades del habla.
Se utilizan 4 dados de los siguientes colores: rojo, amarillo, azul y blanco. Cada una de las caras deberá poseer un adhesivo para sujetar las imágenes. Primero se utiliza solo el dado rojo en el que sus caras tendrán adheridas 6 fotografías de niños ampliadas y al tirar se preguntará: ¿Quién es? Saldrá el niño que sea y realizará una acción mímica que el resto intentará adivinar (saltar). Y así se procederá con el resto de fotografías. Luego se añade el dado de color amarillo. En él se han adherido imágenes simbólicas tomadas de las acciones mímicas que realizaron los niños. Se tira primero el dado rojo (ej: Sara) y luego el dado amarillo (subir). Los niños deberán formar la frase obtenida. Se incorpora el tercer dado de color azul. En él se adhieren 6 imágenes con sustantivos relacionadas con las acciones correspondientes al segundo dado (el libro). Se tira el dado rojo (Luis), luego el dado amarillo (cerrar) y, por último, el dado azul (el libro). Se repite la frase entera con los tres elementos. Y así sucesivamente se procederá con el resto de las imágenes. Finalmente se emplea el dado blanco. Se adhieren imágenes simbólicas que representen cualidades (colores, tamaños…). Se tiran los 4 dados en el orden correspondiente: rojo (Marta), amarillo (abrir), azul (libro) y blanco (grande). Se repite la frase con los 4 elementos. Posteriormente se pueden realizar otras actividades como dictar una frase oral y los niños la construyen con los dados o dictada por los propios niños. Finalmente, dificultando la tarea gradualmente, se puede construir una frase con los dados y retirar imagen por imagen hasta quitar todas y pensar en otras palabras o frases que puedan quedar sustituidas.
Dados logográficos
Los objetivos son:
- Desarrollar las habilidades metalingüísticas
- Despertar la conciencia lexical
- Iniciar el proceso lector de forma global
- Descubrir la estructura segmental de la frase
- Favorecer la discriminación e palabras escritas.
El proceso en el juego es similar a los dados pictográficos, la diferencia está en que la captación de palabras e forma global es más compleja, por lo que no se debe exigir la lectura total de las mismas sino ofrecer, presentar, estimular, repetir abundantemente y respetar el ritmo de aprendizaje de cada niño. La progresión metodológica permite combinar palabras e imágenes, comenzando primero con el nombre de los niños y el resto de imágenes; así paulatinamente se irán desprendiendo las imágenes para ir introduciendo las palabras. Lo importante es trabajar con palabras que resulten significativas. Estás actividades deberán llevarse a cabo de forma gradual y siempre respetando el ritmo de aprendizaje, partiendo del interés y motivación del niño/a.
1 comentario
Ana Belén -
Por otro lado,¿cuál es el origen de las dificultades de esta niña? Al principio hablas de Bruner, por ejemplo. ¿Puede derivarse de interacciones sociales 'pobres'? Si es así, la intervención con la familia será fundamental.
Otros niños que también presentan retrasos en el lenguaje puede deberse a la utilización de lenguaje 'infantil' en su familia. Los niños que suelen decir 'guagua', 'chicha', 'pipi',... y no les han permitido aprender a expresarse más allá de este tipo de lenguaje. Es importante profundizar en el estudio del caso antes de proponer la intervención.
Un saludo,
Ana Belén